La mejor herramienta del diablo
La variable económica en este momento está dominando al planeta.
Hace poquito tuve que escribir sobre la globalización y la educación y aprendí mucho haciéndolo. Casi bajo mis brazos al comprender que se habla mucho del valor de la educación en la sociedad pero cada vez se hace menos.
¡Qué difícil es encarar la educación o cualquier disciplina humana cuando casi todos los objetivos están puestos en los dividendos o en cuánto producimos!
Algunos se quejan, muchos lo aceptan, demasiados se enferman y otros se engrandecen en la lucha. Es cuestión de elegir y, en lo posible, no entregarse.
Por eso el cuento que ahora viene es uno de mis predilectos. Poné toda la atención posible para recordarlo si y podés “regaláselo” a todos aquellos que lo necesiten.
Es posible que siga teniendo vigencia en cualquier época.
Cierta vez, se corrió la voz de que el diablo se retiraba de los negocios y que vendía sus herramientas al mejor postor. En la noche de la venta estaban todas las herramientas dispuestas en forma que llamaran la atención, y por cierto que eran un lote siniestro. Odio, celos, envidia, malicia, sensualidad, engaños, además de todos los otros implementos del mal. Aparte del lote había un instrumento de forma inofensiva, en forma de cuña, muy gastado y cuyo precio era más alto que todos los otros. Alguien preguntó al diablo cómo se llamaba ese instrumento. “Desaliento”, fue la respuesta. ¿Por qué – replicó el diablo – ese instrumento me es más útil que cualquier otro; puedo entrar en la conciencia de un ser humano con éste cuando todos los demás me fallan, y una vez adentro, por medio del desaliento, puedo hacer de esta persona lo que se me antoja. Está muy gastado porque lo uso con casi todo el mundo, y como muy pocas personas saben que me pertenece, lo puedo usar continuamente para lograr mis propósitos”.
Pero el precio para “Desaliento” era tan alto, que aún sigue siendo propiedad del diablo.